jueves, julio 23, 2015




La garantía más efectiva de la función pública es el control ciudadano. En la medida que existan mecanismos e instrumentos legales que canalicen ese control, las instituciones tenderán a mejorar. Ese es básicamente el problema del Poder Judicial y el Ministerio Público, que ejercen un poder que fluye en una estructura colonial de privilegios, donde la fiscalización del CNM resulta insuficiente.

En ese escenario jueces sin alma y grupos de poder hacen de la administración de justicia un mercado de protección de intereses... No es una generalización, he visto que a veces se hace justicia de verdad, pero mientras que el problema estructural no sea resuelto, mientras los privilegios no sean limitados a favor de la participación efectiva de la ciudadanía, la justicia seguirá siendo el resultado de un impredecible "a veces".

Tal vez ese es el problema más serio... ¿de dónde sacamos esos ciudadanos? 



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