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sábado, junio 02, 2007

Congresista Tula Benites, tras los pasos de Canchaya y Menchola



El 01 de Junio los titulares de los periódicos nos dieron los buenos días con una noticia de “otorongos”. Resulta que la procuradoría del Congreso abriría una investigación contra la congresista aprista y trujillana Tula Benites. Soy trujillano y la cosa me parece bastante sabrosa. Por aquí se cuenta que el negocio de la corrupción en doña Tula tuvo caracter de empresa “familiar”, y que por lo menos una persona debió haber perdido su trabajo por negarse entregar un saquito de arroz para cierto individo de su cercano entorno, cuando aquel tenía cierto cargo en una institución, cuando no, pública.

La cuestión tiene sentido, nadie dice de la noche a la mañana: “hey, por qué no inventamos un empleado fantasma y cometemos unos cuantos delitos para ganarnos un sueldo extra sobre el jugoso sueldo que ya estamos ganando?”

En verdad, Canchaya, Menchola y Benites están culminando (¿?) una larga carrera de corrupción que, podríamos decir, mantuvieron en relación simbiótica con sus carreras políticas; y que nos confirma la inexistencia o la ineficacia de filtros éticos en las selección de candidatos que se ha venido haciendo ¿Cómo sujetos como ellos pueden ascender tanto en la política sin la complicidad o, al menos, con la indiferencia moral de sus propios partidos?

No creo ser el único que tenga la sospecha (una muy fuerte sospecha) que hay sinverguezas que son reclutados precisamente por su falta de escrúpulos. He visto como funciona la política universitaria y no creo que la cosa sea distinta en la política “profesional”. Recuerdo haber conversado con alguien que tuvo una reunión hace varios años, cuando recién salido de la universidad, quisieron reclutarle en un partido que se preparaba para elecciones a la alcaldía: “dinero y mujeres” fue el ofrecimiento, jamás los nóveles políticos comentaron planes de gobierno o su interés en la ciudad. El partido estaba en formación, lo que demuestra que es una falacia pensar que este es un problema de los “partidos tradicionales”... aunque es difícil en el tema que tratamos, hay que ser honestos... el problema es parte de nuestra historia.

Asuntos como estos y otros, de los que somos testigos todos los días, hacen que Gonzales Prada permanezca vigente. Sin embargo, una luz se percibe al final del tunel: Canchaya, Menchola y Benites son casos que, hasta el presente, vienen siendo tratados con inusitada firmeza por este Congreso... cómo decirlo... una vaga y lejana promesa de que “otorongo” al fin cenará “otorongo”

Roberto Pável
Jáuregui Zavaleta






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viernes, junio 01, 2007

Tula Benites: ¿congresista y medium?



Pero podríamos estar equivocados y siendo injustos con Tula Benites. Después de todo aquí hay dos posibilidades.


(1) El empleado Juan Carlos Cuadros tiene una tuberculosis que le impide recoger su carnet como trabajador del Congreso e incluso presentarse para dar su declaración. En este caso, Tula Benites Vásquez ha demostrado que tiene corazón.


(2) El empleado Juan Carlos Cuadros es un empleado fantasma. En ese caso Tula Benites ha demostrado sus poderes como medium... hombre, en todo caso sería una habilidad extraordinaria que, cuentan los parasicólogos, hubiera sido muy reconocida en la corte de Adolfo Hitler.

He pensado mejor todo este asunto, creo que debe haber una tercera posibilidad:

(3) El empleado Juan Carlos Cuadros nunca fue empleado. La medium Tula Benites no es una medium. Ella es, simplemente, otra congresista corrupta que tiene, para variar, muy malas excusas.

Roberto Pável
Jáuregui Zavaleta

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Menchola pide perdón pero no ha hecho nada indebido ¡¿Juat?!









lunes, abril 23, 2007

Elsa Canchaya: el apetito absurdo de un otorongo hambriento

La República: Congreso presentará denuncia constitucional contra legisladora Canchaya








"Es falso que sea una empleada doméstica...No es mi empleada doméstica. La señorita tiene quinto de secundaria completo y ha recibido cursos de especialización...Está preparada porque yo la he formado durante tres años"
Declaración de Elsa Canchaya en la que explica las bondades de su formidablemente preparada asesora.



Elsa Canchaya, congresista de la república por el PPC (Unidad Nacional); es una mujer con visión. Una tarde, sentada en la sala de su casa, pensó:

- “Si algún día llego al congreso necesitaré un asesor calificado”.

Mientras dejaba la taza de te en el plato, vio pasar a “la Jacky” (más conocida como Jackeline Simón Vicente), una de esas chicas con secundaria a duras penas y con ganas de trabajar en lo que se pueda; y entonces ella, Elsa Canchaya tuvo la revelación:

- “¡Está es!, ¡esta es la experta que voy a necesitar para que me asesore en el Congreso de la República del Perú!” – Se convenció. Luego probablemente dijo:

- “Jaaaacky, no te olvides de pasar la escoba”

La historia no queda allí.

Para asegurar que la futura asesora estuviera como navaja, ella misma emprendió la tarea de prepararla por tres años; lo cual resulta sorprendente, porque casi fue el mismo tiempo que le tomó al maestro Joda hacer del inutil de Luke Skywalker un Jedi decente. Esto demuestra que la congresista Canchaya está perdiendo el tiempo. Debería dedicarse a la docencia. Es definitivamente un prodigio. La UNT, fundada por Simón Bolivar y Sánchez Carrión en 1824 se tomó cerca de ocho años en convertirme en abogado (incluyendo huelgas). Ella, en cambio, solamente requiere de tres, sin contar el tiempo en que la discípula cuidaba a los hijos, lavaba la ropa, limpiaba la casa, sirvía la mesa, etc, etc. Realmente un trabajo encomiable.

Aquí seria prudente hacer una pregunta: ¿Si la Jacky sabe todo lo que le enseñó doña Elsa Canchaya, para qué diablos es necesaria esa asesoría? Usualmente uno busca un asesor que sepa lo que no se sabe, sobre todo si le voy a pagar S/. 4,697.00 por mes. Si mis clientes pudieran hacer sus propios contratos, no me pagarían para que yo los haga. ¿Se entiende el punto?

La verdad es que hay muchas maneras de confesar. La más estúpida de todas es la negación absurda. Ejemplo: El carrito repartidor de pescado de Kouri; y por supuesto, los tres años de formación profesional con valor oficial de la congresista Canchaya.


Bromas aparte, aquí el tema de la contratación irregular solamente es la cerecita sobre el pastel. La cuestión de fondo es que la aparente contratación de la empleada doméstica no sería sino, una modalidad “ingeniosa” y descarada para hacerse de una remuneración adicional. O ¿es que realmente alguien piensa que la generosa congresista Canchaya quería regalarle un sueldo de S/. 4,967.00 a “la Jacky”?


Vaya que tienen apetito los Otorongos.


Roberto Pável
Jáuregui Zavaleta


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