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viernes, abril 27, 2007

Irak: ¿Una guerra poco seria?

“Se invadió sin un debate serio”
(George Tenet)





Este Lunes se publicará en los EE UU el libro “At the Center of the Storm”, escrito, nada menos, que por George Tenet, ex director de la CIA. En esa publicación se afirmaría que George Bush habría invadido Irak “sin un verdadero debate”, o “sin un debate serio”. Se diría, además, que el tema de las armas de destrucción masiva “habría tenido poco impacto en la decisión de Bush de ir a la guerra”.

Se podría reconocer que hay una posibilidad de que Tenet haya escrito todas esas cosas respirando resentimiento. Él mismo admite que se sintió dolido por el modo en que trataron de hacer caer sobre la CIA toda la responsabilidad de los errores cometidos. Sin embargo, también hay que reconocer que es posible que Tenet haya escrito la verdad.

Particularmente, creo que la posibilidad de que las afirmaciones de Tenet sean verídicas no aportaría nada nuevo y significativo. Claro, mostraría la avidez de la administración Bush, cuando pasaron por alto las gestiones de la ONU y actuaron por su cuenta; sin mencionar, que mostraría el ridículo al que se habrían expuesto españoles, británicos y demás aliados, al sacrificar a sus jóvenes en aras de mejores acuerdos comerciales para cuatro empresas trasnacionales. A pesar de todo esto, no sería nada nuevo ni significativo, porque no he conocido una guerra en la historia que no se haya iniciado bajo la bandera de simples pretextos.

Lo que me pregunto es ¿en qué ha favorecido esta guerra al pueblo norteamericano? ¿Cómo ha beneficiado este conflicto al ciudadano simple, que ama a su familia, paga sus impuestos y espera no ser protagonista de otro 11 –S? ¿Se ha vencido la ideología de los terroristas islámicos? ¿Se quedarán tranquilos los extremistas después de ser conscientes que pese a haber sido invadidos, se quedan con el sabor de una victoria?

Pienso que es muy probable que el presidente Bush haya incrementado considerablemente la lista de islámicos que odian a occidente; que inocentes norteamericanos podrían pagar esta factura y que, efectivamente, esta guerra habría sido poco seria.


Roberto Pável
Jáuregui Zavaleta

P.D. Como muchos otros, tengo amigos muy queridos y familiares en Norteamérica; y soy consciente que hace mucho que la guerra dejó de ser un asunto “privado”, también hay una globalización de sus efectos y pesares.



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miércoles, abril 25, 2007

Los Héroes de Viento y el sangriento marketing de la guerra

El País: Los falsos héroes del Pentágono













Veía un comercial de las nuevas galletas Club Social con sabor a Pizza. “En publicidad siempre se exagera” decía una línea del guión.

Es cierto.

Recuerdo, por ejemplo, aquel comercial de Team, en el que un viajero sediento, con ropa cubierta de polvo, labios resecos, sudor aceitoso y un pesado maletín de viaje, atravesaba un desierto; llegaba a un kiosco solitario y, cuando todos pensábamos que iba a pedir algo de beber, decía:

- “Deme un plato de cancha salada”.

Sus dientes hacían crujir la cancha, mientras que el atónito vendedor tragaba saliva viendo como desaparecían los salados y tostados granos entre esos labios resecos. Luego el viajero ponía su maletín sobre el mostrador y zas: dentro habían varias botellas de Team confundidas entre soberbios trozos de hielo. El hombre tomaba una, la destapaba y la vaciaba de un trago.

- “Ahhhhhhhhh” - Exclamaba. Cerraba su valija y se marchaba otra vez por el desierto. Entonces la voz en off, decía:
- “Team, para la peor sed”

Esa descarada exageración dio sus frutos. Hoy más de veinte años después todavía me acuerdo de Team y del plato de cancha salada.

El Pentágono ha tenido la buena intención de servir su propia versión de la cancha salada:

Comercial 1: Jessica Lynch fue capturada en una emboscada por soldados Iraquíes. Mientras que sus compañeros eran diezmados ella disparó su arma hasta gastar la última bala. Luego fue rescatada en una operación propia de la fuerza Delta de Chuck Norris.

La Verdad: Jessica Lynch ha declarado que nunca disparó su arma, que debido a las heridas no recuerda lo que pasó ese día. Fue rescatada del hospital dónde la habían llevado sin que se disparara un solo tiro, porque para cuando llegaron los soldados estaunidenses, los soldados iraquíes ya se habían marchado.

Comercial 2: Tillman murió en combate. Recibió la medalla de plata.

La verdad: Tillman murió en combate, abatido por las armas de sus propios compañeros.

El punto en todo esto es que la publicidad requiere de la mentira y la exageración para poder vender, pues bien:


¿Qué está interesado el Pentágono en venderle al pueblo norteamericano?


¿No es la verdad, acaso, mejor honra a los héroes? ¿No hubiera sido más honroso para un joven como Tillman el que se dijera que había rechazado un contrato de 2,5 millones de Euros como futbolista profesional, para pelear una guerra absurda y obtener una muerte absurda?

Tillman fue un héroe y un modelo de amor a la patria. No sé cuantos jóvenes estarían dispuestos a sacrificios de esa naturaleza. Tillman, a la vez, fue un objeto, usado como peón mientras vivía y como publicidad cuando muerto.

No encuentro mejor manera de cerrar esta nota que las propias palabras de Jessica Lynch:



“Los estadounidenses son capaces de determinar sus propios ideales de héroes y no necesitan de que les cuenten historias elaboradas”


martes, enero 16, 2007

Los errores de Bush






“Bush admitió que se equivocó” decía un titular de yahoo news semanas atrás.

Lo sorprendente de la noticia no era que admitiera un error. Tampoco el tiempo que le había tomado reconocer una equivocación. Lo alucinante radicaba en la naturaleza de la equivocación... ¿Reconocería que se equivocó en cuanto a las armas de destrucción masiva? ¿Que atacó Irak sin que este país significara una amenaza real? ¿Que expuso la vida de propios y extraños sin motivo ni agresión previa? ¿Reconocería violaciones de derechos humanos contra prisioneros iraquíes? ¿Que los iraquíes, después de todo, no están muy felices con la libertad que les ofrece?

Nada de eso.

Se han enviado (en números redondos) 130,000 soldados norteamericanos a Irak. Pues bien, Bush ha reconocido su error... debió enviar 151,000.
Lo perturbador de todo este asunto, es que luego de decenas de miles de muertos, de la destrucción causada, de los intereses ocultos; más allá de las consideraciones éticas, ideológicas, religiosas, culturales o políticas, todo se reduzca a un simple error de matemática.





Roberto Pável
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