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viernes, septiembre 14, 2007

Entre el poder y la paz



“Hubo también entre ellos una discusión sobre quién de ellos sería el mayor. Pero él les dijo:
- Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el más joven, y el que dirige, como el que sirve...”
Lucas 22: 24,25



La búsqueda de la hegemonía es el motor de la humanidad. Irak, Cartago, los Chancas fueron, en su debido momento, víctimas de la sangrienta ruleta del poder. Si somos consecuentes, deberíamos concluir (de manera similar a los anabaptistas) que no se puede condenar como crimen los hechos de sangre del presente mientras se celebran como logros los hechos de sangre del pasado.

Condenar a Bush y celebrar a Pizarro; condenar a Pizarro y exaltar a Pachacutec resulta absurdo. Quien dice detestar el imperialismo norteamericano pero se enorgullece de los viejos imperialismos patrios, ¿no estará manifestando que lo único que detesta es el imperialismo ajeno?

Al respecto solamente puedo ver dos posturas consecuentes:

La primera, sería aquella por la cual se reconoce que es vital para los Estados la obtención y la conservación del poder. En esta perspectiva, los conquistadores nacionales son héroes y los extranjeros opresores.

La segunda, sería aquella por la cual se reconoce que la paz es una de las necesidades fundamentales de la humanidad, y que más allá de las fronteras y las naciones, repudia todas las guerras y conquistas sin tragarse la manipulación política del concepto “patria”.









miércoles, abril 25, 2007

Los Héroes de Viento y el sangriento marketing de la guerra

El País: Los falsos héroes del Pentágono













Veía un comercial de las nuevas galletas Club Social con sabor a Pizza. “En publicidad siempre se exagera” decía una línea del guión.

Es cierto.

Recuerdo, por ejemplo, aquel comercial de Team, en el que un viajero sediento, con ropa cubierta de polvo, labios resecos, sudor aceitoso y un pesado maletín de viaje, atravesaba un desierto; llegaba a un kiosco solitario y, cuando todos pensábamos que iba a pedir algo de beber, decía:

- “Deme un plato de cancha salada”.

Sus dientes hacían crujir la cancha, mientras que el atónito vendedor tragaba saliva viendo como desaparecían los salados y tostados granos entre esos labios resecos. Luego el viajero ponía su maletín sobre el mostrador y zas: dentro habían varias botellas de Team confundidas entre soberbios trozos de hielo. El hombre tomaba una, la destapaba y la vaciaba de un trago.

- “Ahhhhhhhhh” - Exclamaba. Cerraba su valija y se marchaba otra vez por el desierto. Entonces la voz en off, decía:
- “Team, para la peor sed”

Esa descarada exageración dio sus frutos. Hoy más de veinte años después todavía me acuerdo de Team y del plato de cancha salada.

El Pentágono ha tenido la buena intención de servir su propia versión de la cancha salada:

Comercial 1: Jessica Lynch fue capturada en una emboscada por soldados Iraquíes. Mientras que sus compañeros eran diezmados ella disparó su arma hasta gastar la última bala. Luego fue rescatada en una operación propia de la fuerza Delta de Chuck Norris.

La Verdad: Jessica Lynch ha declarado que nunca disparó su arma, que debido a las heridas no recuerda lo que pasó ese día. Fue rescatada del hospital dónde la habían llevado sin que se disparara un solo tiro, porque para cuando llegaron los soldados estaunidenses, los soldados iraquíes ya se habían marchado.

Comercial 2: Tillman murió en combate. Recibió la medalla de plata.

La verdad: Tillman murió en combate, abatido por las armas de sus propios compañeros.

El punto en todo esto es que la publicidad requiere de la mentira y la exageración para poder vender, pues bien:


¿Qué está interesado el Pentágono en venderle al pueblo norteamericano?


¿No es la verdad, acaso, mejor honra a los héroes? ¿No hubiera sido más honroso para un joven como Tillman el que se dijera que había rechazado un contrato de 2,5 millones de Euros como futbolista profesional, para pelear una guerra absurda y obtener una muerte absurda?

Tillman fue un héroe y un modelo de amor a la patria. No sé cuantos jóvenes estarían dispuestos a sacrificios de esa naturaleza. Tillman, a la vez, fue un objeto, usado como peón mientras vivía y como publicidad cuando muerto.

No encuentro mejor manera de cerrar esta nota que las propias palabras de Jessica Lynch:



“Los estadounidenses son capaces de determinar sus propios ideales de héroes y no necesitan de que les cuenten historias elaboradas”


martes, enero 16, 2007

Los errores de Bush






“Bush admitió que se equivocó” decía un titular de yahoo news semanas atrás.

Lo sorprendente de la noticia no era que admitiera un error. Tampoco el tiempo que le había tomado reconocer una equivocación. Lo alucinante radicaba en la naturaleza de la equivocación... ¿Reconocería que se equivocó en cuanto a las armas de destrucción masiva? ¿Que atacó Irak sin que este país significara una amenaza real? ¿Que expuso la vida de propios y extraños sin motivo ni agresión previa? ¿Reconocería violaciones de derechos humanos contra prisioneros iraquíes? ¿Que los iraquíes, después de todo, no están muy felices con la libertad que les ofrece?

Nada de eso.

Se han enviado (en números redondos) 130,000 soldados norteamericanos a Irak. Pues bien, Bush ha reconocido su error... debió enviar 151,000.
Lo perturbador de todo este asunto, es que luego de decenas de miles de muertos, de la destrucción causada, de los intereses ocultos; más allá de las consideraciones éticas, ideológicas, religiosas, culturales o políticas, todo se reduzca a un simple error de matemática.





Roberto Pável
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