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martes, octubre 02, 2007

Sobre Sacrificios de Niños en el Imperio Incaico

A propósito del post anterior, aquí algo de nuestro pasado histórico que no era parte de los textos escolares con los que crecía de niño:

Nuevos descubrimientos sobre sacrificios
Incas.-

"Una investigación con ADN demuestra que los incas "engordaban" a los niños durante meses antes de recorrer un largo peregrinación hacia su muerte(...)

(...)El estudio, financiado por la fundación británica Wellcome Trust, aparece publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
Las muestras de cabello fueron tomadas de la cabeza y de pequeñas bolsas que llevaban las cuatro momias descubiertas en el volcán de Llullaillaco, en el noroeste de Argentina cerca de la frontera con Chile.

Entre éstas está la llamada Doncella de Llullaillaco de 15 años, descrita como la "momia perfecta" por su extraordinario estado de conservación y que por primera vez está expuesta al público en Salta, Argentina.

"Éstas son los momias mejor preservadas que se han encontrado en el mundo", dijo a BBC Ciencia el doctor Andrew Wilson, quien dirigió la investigación en la Universidad de Bradford, Inglaterra (...)

"El tipo de información que contiene el cabello es ciertamente única" afirma Andrew Wilson. "Porque nos permiten tener un panorama de los diferentes períodos de la vida de un individuo" agrega.

Así, los investigadores pudieron comprender cómo se preparó a los niños para sacrificio durante un período de varios meses.

Se cree que antes de ser elegidos para el sacrificio, los niños se alimentaban con una dieta de vegetales como papas, lo que sugiere según los investigadores, que provenían de familias de campesinos.

Pero una vez que eran seleccionados, se les "engordaba" con una dieta especial durante un período de doce meses antes del sacrificio.

"La dieta de la Doncella, por ejemplo, tuvo un cambio marcado e incluyó maíz, considerado un producto de élite, y proteína, probablemente proveniente de "charki", la carne de llama seca" señala Andrew Wilson.

Los isótopos también demostraron que en los 3 ó 4 meses previos al sacrificio los niños comenzaron una peregrinación a las montañas, probablemente desde Cuzco, la capital inca "Lo que me parece más escalofriante -afirma Andrew Wilson- es que a pesar de que estos niños no entendían lo que les estaba ocurriendo, alguien del Estado inca ya los había identificado y durante más de un año los preparaba para sacrificarlos".

Aunque los científicos no saben con certeza cómo murieron los niños, creen que antes de morir se les dio chicha (una bebida alcohólica de maíz) y hojas de coca. Posiblemente esto fue para aliviar los síntomas del mal de altura y para "anestesiarlos" ante la muerte.

Los científicos encontraron evidencia de metabolitos de coca en el cabello de las víctimas, particularmente en la Doncella, que tenía altas concentraciones de éstos.
Aunque para algunos estas tristes muertes formen parte del contexto de los sistemas de creencias indígenas, no debemos olvidar que los incas también eran imperialistas", afirma el doctor Timothy Taylor, otro de los autores del estudio.

Y el tratamiento que dieron a estos niños campesinos pudo haber servido para infundir temor y facilitar el control social en las remotas zonas montañosas", agrega el científico.

Las momias fueron descubiertas en 1999 en la cima del volcán Llullaillaco, a 6.736 metros de altura.

Se cree que tanto la Doncella como otra de las niñas murieron de frío cuando caminaban hacia la cumbre de la montaña. Estudios pasados descubrieron que otra de las momias, el Niño de Llullaillaco, de siete años, tuvo al parecer una muerte particularmente terrible. Su ropa estaba cubierta de vómito y diarrea y en la cara muestra una expresión de terror. Se cree que su muerte fue causada por asfixia aparentemente provocada por un manto de tela amarrado a su cuerpo con tanta fuerza que le rompió las costillas y le dislocó la pelvis."

Fuente:
El secreto de los sacrificios incas
María Elena Navas BBC
Ciencia



Creo que varias lecciones importantes deben brotar de esta parte de nuestra historia.





jueves, junio 21, 2007

Puntilladas




La historia tiene que repetirse porque la primera vez le prestamos muy poca atención.


Blackie Sherrod




jueves, mayo 24, 2007

Irán: Armas Nucleares en 10 años y el planeta de los simios


AlBaradei dice que los Iraníes tendrían armas atómicas en un plazo que puede ir entre los tres y diez años contados a partir de la fecha. Los iraníes, por su parte, dicen que occidente miente: que se les está privando del derecho a investigar teconología nuclear para usos civiles, poniendo, de este modo una barrera a su desarrollo nacional.

Esta ha sido la noticia más recurrente en la mayor parte de agencias noticiosas a las que estoy suscrito.

He aquí el dilema en el que nos hemos metido: (1) Probablemente AlBaradei miente (después de las armas de destrucción masiva iraquíes, ya no se le puede creer a nadie)... si AlBaradei miente, no pasa nada, probablemente otra guerra en la que moriran árabes y muchachos norteamericanos inocentes, mientras que los demás disfrutaremos de paz y tranquilidad.

(2) Probablemente Irán miente; en ese caso, un grupo de musulmanes con creencias como la Jihad y otras cuestiones doctrinales similares, que aconsejan la eliminación de los incrédulos (en este caso, los incrédulos somos nosotros); tendría el potencial bélico para convertir de la humanida en el más horroroso remake del Plantea de los Simios.

(3) Probablmente Irán dice la verdad; en ese caso se aplica la solución del punto (1)

(4) Probablemente AlBaradei dice la verdad; en ese caso se aplica la solución del punto (2)


Así de lógico puede ser nuestro fin como especie...


Claro que también podríamos decir: Así de absurdo, así de trágico, así de ridículo... etc, etc.


Roberto Pável
Jáuregui Zavaleta



jueves, noviembre 16, 2006

Utopía



Hace poco recibí una invitación para participar en un recital. El tema: Utopía. Mientras escogía algunos poemas y escritos de mi despensa me pregunté: ¿qué es lo más determinante en la vivencia humana, el sentido de lo utópico o la experiencia de frustración?

Por un lado las utopías dinamizan nuestras acciones; de algún modo, debe haber algo de esperanza en cada movimiento. Sin la convicción o la subconsciente creencia en el final de cuento de Hadas, no moveríamos un píe de la cama. San Martín no hubiera venido al Perú, y sin esa idea, ciertamente, tampoco se hubiera marchado. Sin el sentido de lo utópico los matrimonios y las convivencias serían imposibles, tampoco serían posibles los divorcios, ni los viajes espaciales, ni las dietas milagrosas. Las utopías despiertan a los héroes, impulsan a las masas, crean puentes, levantan monumentos, pero también destruyen ciudades y desatan los genocidas. Las utopías inflaman la vida y justifican la muerte.

Sin embargo, por otro lado, todas las utopías son pendientes que terminan en un abismo profundo. Hay un momento en que el camino aparentemente promisorio se termina; hay un instante en que aparece a nuestros pies el abismo. Y la frustración se convierte en la constante compañera de cada búsqueda del hombre. Las revoluciones terminan volviendo a los orígenes; los libertadores se convierten en tiranos, y las búsquedas se estrellan en muros sólidos y oscuros. El que alcanza la fama, la lleva como una cruz; y quien tiene el poder se vuelve su esclavo.

¿Cómo explicar todo esto? Económicamente hablando las necesidades son ilimitadas, no hay utopía capaz de satisfacer la sed humana... y tal vez ahí esté la respuesta de todo, en que como siempre los dilemas son falsos dilemas, y en consecuencia, resulta irrelevante determinar cuál es el factor más determinante de la historia; el sentido de lo utópico y la frustración resultante serían, en verdad, dos caras de una misma moneda, dos momentos de la misma historia y la inevitable fatalidad del destino humano.


Roberto Pável
Jáuregui Zavaleta

miércoles, septiembre 20, 2006

La autodestructiva ilusión cíclica


Desde siempre he tenido la percepción de la permanente oposición entre naturaleza y cultura.


La cultura no comprende lo natural. Se horroriza ante los métodos y procedimientos naturales; mientras en el mundo natural los débiles, los ancianos y los enfermos son eliminados; el hombre, por su lado, busca prolongar la vida de los miembros de la sociedad más desprotegidos.
La naturaleza no puede asimilar lo cultural (conducta y obra humana), la cultura quebranta el frágil equilibrio biológico; destruye ecosistemas y, en general, trastorna el orden natural.
Lo fatal de esta oposición es que mientras la cultura aniquila lo natural, destruye su propia fuente de sustento y continuidad biológica. Desde esta perspectiva la cultura tiene la forma de un “geno – suicidio”: Toda la obra del hombre, en suma, se podría reducir a un solo acto de autodestrucción.

Hace un par de días se me presentó un modo distinto de ver el asunto. Podría ser que la visión de la oposición cultura – naturaleza, con su catastrófico final, sea consecuencia de una visión lineal de la historia. La cuestión es ¿y si la historia, como la misma naturaleza, fuera cíclica? En ese caso la oposición entre lo cultural y lo natural sería no una historia de autodestrucción sino una historia de renovación.

Del mismo modo en que la luna se renueva, al menos en un sentido perceptivo, la naturaleza misma estaría atravesando un proceso de renovación, por el cual la naturaleza consciente (cultura) reemplazará a la naturaleza inconsciente (animal, vegetal). En esta perspectiva la extinción del mundo natural como lo conocemos, no necesariamente implicaría el fin de la humanidad, sino simplemente la extinción de todo aquello que no pueda ser asimilado en el orden cultural.

Hace un par de minutos se me presentó otro modo de pensar estas cosas:
Podría ser que la visión cíclica de lo natural fuera solamente una falsa percepción. Del mismo modo que la renovación de la luna es un invento de la imaginación humana (todos sabemos que físicamente la luna no se renueva), podría ser que todos los ciclos naturales sean simplemente eventos inconexos sin relación de causalidad alguna; es decir que, a la larga, se trataría de una ilusión cultural, en virtud de la cual, todos los ciclos percibidos serían falsos ciclos, y por lo tanto, la concepción cíclica de la vida y la naturaleza, no sería otra cosa que el autoengaño que sustentaría y permitiría nuestra autodestrucción; la sensación de invulnerabilidad para hacer más fácil nuestro camino hacia la muerte segura.

En este último caso, nuestra destrucción sería igualmente inevitable.




Roberto Pável Jáuregui

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