viernes, octubre 01, 2010

Los expedientes "x", Clinton y Guatemala






No es una cuestión de conspiraciones a lo Mulder y Sculy, aquí simplemente hubo una verdadera y siniestra conspiración entre el gobierno norteamericano (abanderado de la libertad) y el gobierno de Guatemala de la segunda década del 40, una dictadura, según cuenta financiada por la CIA.






La noticia vino por la BBC:

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Médicos de EE UU inocularon sífilis y gonorrea a prisioneros y enfermos mentales de Guatemala
La inminente publicación de un estudio sobre cómo cientos de presos, soldados y pacientes de hospitales psiquiátricos fueron utilizados como cobayas humanas ha provocado que el Gobierno de Estados Unidos pida perdón a Guatemala, país en el que se realizó el experimento entre 1946 y 1948. Médicos del servicio de salud pública estadounidense infectaron con sífilis y gonorrea -sin su conocimiento o consentimiento- a 696 guatemaltecos para estudiar los efectos de esas enfermedades venéreas y cómo la penicilina podía combatirlas, según el estudio de Susan Reverby, profesora de la Universidad de Wellesley."

El asunto me lleva a pensar en la necesidad y la pertinencia de la democracia, libertad de conciencia y libertad de expresión. EE UU, el modelo de la protección de los derechos, estando todavía caliente Europa por los hechos de Hitler, implementa experimentos con seres humanos, aprovechando los servicios de la dictadura de Guatemala que el mismo Estados Unidos, el estado libertario, había financiado.

El contexto histórico estaba dado por la inminencia de la Guerra Fría y el avance del comunismo, así que, desatendiendo la sabia apreciación que sostiene que "si nos convertimos en bestias para combatir a las bestias lo único que reina es la bestialidad", EE UU financió la bestialidad del autoritarismo guatemalteco conservador para frenar la bestialidad del autoritarismo guatemalteco de izquierda.

Esta es una marca distintiva de la política norteamericana, viola los derechos humanos fuera de sus fronteras (para más abundar recordemos a Guantánamo). Las razones son absolutamente "económicas": el costo alto de la transacción de las violaciones de derechos humanos dentro de su país les lleva a exportar el abuso a países y gobiernos más permisivos, donde el costo de la vida humana "es menor". Una triste aplicación de la globalización y su búsqueda de "mano de obra" barata.

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