Los “profundos” conocimientos de historia de Benedicto, sucesor oficial del Apóstol Pedro (aunque dudo seriamente que Pedro haya autorizado el uso de su nombre para esos fines), le han vuelto a causar problemas. Como recordarán, ciertas apreciaciones históricas del papa Benedicto XVI le provocaron un fuerte dolor de cabeza por septiembre del año pasado.
Ahora, con motivo de su gira latinoamericana ha reincidido en dar clases no solicitadas de historia. Ahora el papa habría afirmado que la “evangelización” de los nativos en América no habría significado ni alienación ni imposición; sino que fue más pacífica que un capítulo de los teletubis... vaya una declaración.
Como bien enseña la sabiduría de la vida, para cada roto hay un descosido.
Hugo Chávez Frías, el paladín defensor de los intereses latinoamericanos y reivindicador de las “libertades” populares; ha solicitado, humildemente, como católico convencido y “campesino”, hijo de campesinos, que don Benedicto XVI se disculpe.
La petición de Hugo Chávez no es imposible ni impensable; como sabemos, el papa ya se disculpó ante los musulmanes. Lo que me pregunto es ¿cuántas iglesias católicas tendrá que arrasar Chávez para que el papa se disculpe? Porque, como recordaran, las excusas presentadas a los musulmanes no fueron gratuitas, hubo muertos y amenaza de ver aterrizar un Airbuss sobre la misma cúpula de San Pedro de por medio.
Hugo Chávez haciendo entrar en razón a nada menos que un papa. Parece otro titular de la cebolla.
Dos conclusiones a todo esto:
- El papa debería leer a Paul Johnson y su historia del cristianismo; el libro ofrece un interesante análisis de lo que le ocurrió al cristianismo cuando se implantó en occidente; la mezcla de la fe original y la estrucctura cultural occidental; y el cómo casi todos los movimientos evangelísticos posteriores (pacíficos o brutales) han implicado una suerte de imposición cultural. Ahora, si le gustaría entrar en más honduras, podría darle un check a los anales de los extirpadores de herejías (una especie de inquisición para la indiada).
- Queda una sensación de “Déja’ vu” en el asunto; un Papa diciendo pavadas, un Hugo Chávez poniéndolo en su sitio... una señal... ¿del fin?
Roberto Pável
Jáuregui Zavaleta
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