El Sargento mayor Don Agapito
era un hombre arrojado si los hay,
el arrojo de ese hombre era inaudito,
el arrojo de ese hombre no está escrito.
¿Queréis saber su historia? Pues, catay:
Navegaba nuestro hombre para Iquique
y viendo que iba el barco a naufragar,
viendo que se iban sin remedio a pique,
tuvo el arrojo ¡de arrojarse al mar!
Pedro Paz Soldán y Unanue
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