Tal como lo mencionamos en este post; Brasil parece haber tomado a la Copa América como una suerte de laboratorio futbolístico o un compromiso que “hay que cumplir” solamente por obligación. Algo así como ir a un aburrido “Té de damas de la religión”. Argentina, en cambio, procura llevar siempre lo mejor del menú, nos trae jugadores cuyos nombres deslumbran tanto como lo que ofrecen en la cancha, hace que los partidos de fútbol rebosen, precisamente, de fútbol y realiza campañas envidiables... pero no gana.
En la Copa América de Perú se cuestionó mucho que Brasil hubiera ganado por penales cuando Argentina había mostrado más fútbol. En este torneo la liquidación ha sido inobjetable, ese 3 – 0 ha sorprendido a la prensa más optimista.
Algunos ven en el asunto el juego arbitrario de la suerte. Recién comenzado el partido Baptista se desprende de la media cancha, sorprendiendo a la defensa (que estaba ocupada pensando en los delanteros), queda solo frente a Ayala, hace un zipzap y mete un golazo que enmudece a la hinchada argentina. Luego un palo cierra la posibilidad del empate y a partir de ese momento la suerte está echada. Argentina perdió 3 – 0, porque tuvo que salir a buscar el partido, como ocurrió con Perú o con Méjico; evidentemente es un difícil negocio tener el marcador en contra cuando juegas con una selección que sabe matar.
Roberto Pável
Jáuregui Zavaleta
(Imágenes: Fox Sports)
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