jueves, julio 12, 2007

Algunos apuntes sobre la posible denuncia de Herbert Morote contra Alfredo Bryce


Habíamos dejado de hablar de Bryce por un buen tiempo... ustedes saben, el hombre tiene seguidores recalcitrantes igual que Maradona tiene sus sacerdotes (hay todo un tema relativo a la Iglesia Maradoniana); y no quería tener que andar en enfrentamientos con aquellos que consideran “Un Mundo Para Julius” el quinto evangelio y, a la vez, una licencia para plagiar.

Parece ser que Herbert Morote habría tomado la decisión de denunciar a Bryce por difamación. A propósito, el artículo 132° del Código Penal describe la difamación como la atribución, hecha ante varias personas reunidas o separadas o por medio de comunicación social, de un hecho, cualidad o conducta que pueda perjudicar el honor o la reputación del sujeto agraviado. La pena privativa de la libertad, en el supuesto del uso de medios de comunicación social va de uno a tres años, lo que entre abogados significa que es una pena decorativa, porque esos delincuentes jamás ven la sombra, al menos no en el Perú.

Haber sugerido que Herbert Morote es miembro de la mafia fujimontesinista es una injuria de grueso calibre (perjudicaría la honra de cualquier sujeto el que se te asocie a inteligencias y moralidades como la de los fieles de Fujimori) . Así que, el delito estaría comprobado con la publicación de la entrevista de Caretas. Herbert Morote, sin embargo, debería evaluar las ventajas y desventajas de entreverarse en la podredumbre burocrática, ineficiente, absurda y estúpida de nuestro sistema judicial.

Como usualmente sugiero a mis clientes, examinar la absoluta necesidad de litigar es un paso que debe asumirse con absoluta responsabilidad, después de todo, los remedios y soluciones que nos ofrece nuestro sistema penal resultan más perjudiciales, en la mayoría de los casos, para los agraviados que para los delincuentes.

Analizando fríamente las variables, a Herbert Morote no le esperará una gran indemnización por el daño moral ocasionado por Bryce, ya que nuestros juzgados penales suelen indemnizar con S/.2,000.00 o S/.3,000.00 cuando los microbuses matan a algún peatón. Si se toma en cuenta que la vida es el bien jurídico más protegido, no hay que ser un Pitágoras para echar números sobre la valorización judicial de las honras (salvo que se trate de la honra de Gisela Valcárcel, que está más cotizada que la vida de un peruano pobre promedio).

En cuanto a Bryce... pasará como un mártir incomprendido, porque al fin y al cabo, “'el plagio es el más grande homenaje, y bueno, yo creo que plagio y contagio son palabras sinónimas.” (Bryce)...

Roberto Pável
Jáuregui Zavaleta

Fuente: Actualidad Terra.es


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