jueves, octubre 09, 2008

Honor: una palabra peligrosa




Como consecuencia del post anterior, me encontré con la indigesta idea por la cual palabras como "honra" y "honor" vendría a ser expresiones de lo más siniestras.

Basta con poner el buscador para imágenes de google relacionadas con tales palabras, y nos daremos con una serie de escenas violentas que incluyen batallas (reales y ficticias) y una mujer mutilada y sin ojos (a la que pusieron en ese estado los seguidores de esa ideología conocida como Islam); no es necesario ir muy lejos para encontrar la imagen escabrosa de un niño, que no debe pasar de los seis años, al que le pasaban la llanta de un carro sobre su brasito por transgredir , una vez más, las altas y honrosas normas morales del Islam.

El "honor" mueve a los héroes en el combate. Los lleva a países como Irak a matar musulmanes, o guía aviones hacia un par de torres en los Estados Unidos. El honor hace que un individuo prefiera matar a toda su familia antes que conseguir un trabajo limpiando casas.

El "honor" es una palabra sabrosa. Porque puede dorar las conductas más estúpidas con el tinte de la gloria, como el chiste ese que decía: "Por mi escudo y mi bandera me tiro del sexto piso... y saltaba el sujeto. Luego el otro decía, Por mi escudo y mi bandera me tiro del décimo primer piso, y también saltaba..." Del mismo, en nombre del honor, los países y las personas hemos encontrado excelentes justificaciones para saltar en el vacío de la violencia.

El honor del Perú nos llevó a la guerra con Chile. El honor de Alemania les llevó a la seguda guerra Mundial. Igualmente el "honor del barrio" lleva a unos adolescentes a acuchillar al galán de la pollada y el "honor" de la familia puede hacer que un padre abandone a una hija cuando necesita más apoyo.

El mundo sería mejor mundo, si dejáramos de ser tan "honorables" para ser más amorosos. En este punto es inevitable que me ponga a predicar: amar al prójimo como a uno mismo... eso al fin y al cabo nos haría más sensatos y de mejor reputación.

Por lo mismo, no encuentro mejor modo de cerrar este post que con el final del chiste al que aludí hace un momento:

"Yo por mi escudo,
no soy cojudo
y por mi bandera,
me bajo por la escalera"


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